Mohammadi, presa en Irán, recibe formalmente el Nobel de la Paz y denuncia al régimen iraní

La activista iraní por los derechos de las mujeres Narges Mohammadi, encarcelada en Irán, criticó hoy el «régimen tiránico y misógino» de su país, en un discurso en la ceremonia de aceptación del premio Nobel de la Paz, en Oslo, que tuvo que ser leído por sus hijos.

Mohammadi, que protesta contra el uso obligatorio del velo islámico, el hijab, para las mujeres y la pena de muerte en Irán, fue detenida y condenada en numerosas ocasiones en las últimas décadas.

Desde 2021 está encarcelada en la prisión de Evin en Teherán, la capital iraní, y es la quinta ganadora de un Nobel de la Paz en los últimos 100 años que está presa al momento de entrega del galardón.

Sus mellizos de 17 años, Ali y Kiana, vestidos de negro, aceptaron el premio durante la ceremonia en el ayuntamiento de la capital de Noruega y leyeron un discurso que logró transmitir desde la cárcel.

«Soy una mujer de Medio Oriente, de una región que, aunque es heredera de una rica civilización, se encuentra actualmente atrapada en la guerra y presa de las llamas del terrorismo y el extremismo», afirmó en su mensaje, escrito «detrás de los altos y fríos muros de una prisión».

«Soy una mujer iraní que se siente orgullosa y honrada de contribuir a esta civilización, que hoy es víctima de la opresión de un régimen religioso tiránico y misógino», añadió, instando a la comunidad internacional a hacer más por los derechos humanos, informó la agencia de noticias AFP.

En su ausencia, un asiento en el ayuntamiento de Oslo quedó simbólicamente vacío, coronado por su retrato.

La activista de 51 años fue galardonada con el Nobel de la Paz en octubre «por su lucha contra la opresión de las mujeres en Irán y su combate por promover los derechos humanos y la libertad para todos».

Es una de las principales figuras del movimiento de protesta «Mujer, Vida, Libertad» en Irán, desencadenado por la muerte bajo custodia policial, el año pasado, de Mahsa Amini, una joven kurda iraní de 22 años detenida en Teherán por supuestamente vulnerar el estricto código de vestimenta que rige en el país para las mujeres.

«El hiyab obligatorio impuesto por el Gobierno no es ni una obligación religiosa ni un modelo cultural, sino un medio de controlar y someter a toda la sociedad», reiteró Mohammadi el domingo, calificándolo de «vergüenza gubernamental».

En el discurso, leído ante la familia real noruega, la activista describió una república islámica «esencialmente ajena a su ‘pueblo'», denunciando la represión, el sometimiento del sistema judicial, la propaganda y la censura, el nepotismo y la corrupción.

Al tiempo que Oslo se preparaba para la entrega del premio, Mohammadi inició ayer una huelga de hambre en solidaridad con la comunidad bahaí, la mayor minoría religiosa de Irán, que afirma estar discriminada en muchos ámbitos de la sociedad.

La iraní es la quinta galardonada en los más de 100 años de historia del Nobel de la Paz que recibe el premio privada de su libertad, después del alemán Carl von Ossietzky, la birmana Aung San Suu Kyi, el chino Liu Xiaobo y el bielorruso Ales Bialiatski.

«La lucha de Narges Mohammadi puede compararse a la de otros ganadores del Nobel de la Paz como Albert Lutuli, Desmond Tutu y Nelson Mandela, que duró más de 30 años antes del fin del régimen del apartheid en Sudáfrica», declaró la presidenta del Comité Nobel, Berit Reiss-Andersen.

«Las mujeres de Irán llevan más de 30 años luchando contra la segregación. Su sueño de un futuro mejor acabará haciéndose realidad», afirmó.

Los dos hijos de Mohammadi están exiliados en Francia desde 2015, y hace más de ocho años que no ven a su madre. Ninguno de los dos sabe si volverán a verla con vida.

«Personalmente, soy bastante pesimista», dijo Kiana a periodistas.

«Quizá la vea dentro de 30 o 40 años, pero si no es así, no creo que vuelva a verla nunca. Pero no pasa nada porque mi madre siempre estará conmigo en mi corazón y con mi familia», añadió.

Su hermano, Ali, se mostró «muy muy optimista». «Creo en nuestra victoria», afirmó.

Las protestas en Irán tras la muerte de Amini fueron duramente reprimidas.

Según la ONG Iran Human Rights (IHR), 551 manifestantes, entre ellos decenas de mujeres y niños, murieron a manos de las fuerzas de seguridad, y miles más fueron detenidos.

Los padres y el hermano de Amini debían recibir el domingo en una ceremonia en Francia el premio Sájarov concedido a título póstumo a la joven. Sin embargo, las autoridades iraníes les impidieron viajar, afirmó su abogada en Francia.

«El pueblo iraní, con perseverancia, superará la represión y el autoritarismo», aseguró Mohammadi. «No lo duden, es una certeza».

Los premios Nobel de las demás disciplinas (literatura, química, medicina, física y economía) también serán entregados este domingo, en Estocolmo, Suecia.

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